El mantenimiento de los extintores es vital dado que son los equipos de lucha contra el fuego más habituales que disponemos en los inmuebles (locales, oficinas o naves) y además suelen ser los más efectivos en los primeros momentos en los que se inicia un incendio.
Para garantizar que los extintores sean eficaces, es necesario que sean los más adecuados en función a los materiales combustibles existentes en el lugar donde se encuentran ubicados, que sean bien visibles y accesibles, y que se encuentren en perfecto estado de conservación por si fueren necesarios.
Existen varios tipos de fuegos en función al tipo de material combustible, por ejemplo combustibles sólidos, líquidos, gases, metales, aceites o grasas.
Los extintores en función a esos tipos de fuego se clasifican en extintores de tipo A, B, C, D, E y F.
Y atendiendo a su efectividad ante incendios se hacen otras clasificaciones:
Extintores Polvo ABC polivalente contra sólidos, líquidos y gases.
Extintores Polvo BC para líquidos y gases.
Extintores de espuma contra sólidos y líquidos.
Extintores específicos para metales y otros contra aceites y grasas.
Extintores de anhídrido carbónico indicados para un tipo de combustible sólido y líquido.
Extintor de hidrocarburo halogenado especialmente indicado para líquidos.
Para que los extintores realicen correctamente su función deben disponer de la presión adecuada que es controlada mediante un medidor exterior y verificada periódicamente por una empresa especializada.
El emplazamiento de los extintores
La situación de cada extintor debe ser la que legalmente se establezca para cada tipo de edificio, pero como norma general es una cada 15 metros de recorrido (aunque podría ser menos dependiendo de la actividad a desarrollar), Además deberán estar dispuestos de forma que sean fácilmente accesibles y visibles.