¿Estás pensando en montar una academia de clases particulares en tu casa? Esto es lo que debes saber.
Cuando se quiere comenzar a dar clases en el propio domicilio, ya sea propio o de alquiler, debes cumplir una serie de requisitos, tanto administrativos como físicos (el propio espacio de la vivienda) que se deben cumplir para no llevarnos en el futuro una desagradable sorpresa.
Actualmente muchas de personas ejercen una actividad en su domicilio particular (academias, consultorios, despachos…) sin dar parte ni a Hacienda ni a la Seguridad Social. Esto, obviamente, es totalmente incorrecto. Primeramente, lo que debe averiguar todo autónomo cuando decide comenzar a trabajar por cuenta propia son las obligaciones legales que debe cumplir.
La diferencia entre una actividad profesional y una actividad empresarial es que la primera se desarrolla en base a los conocimientos de quién la imparte, sin necesidad de disponer de infraestructura ni medios adicionales. La empresarial, por su parte, requiere una estructura de negocio dotada de bienes materiales.
Una academia encaja en la segunda definición, ya que requiere disponer de un espacio físico dotado de todo lo necesario, aparte de la función del profesor. El inconveniente es que no es posible dar de alta una academia en el propio domicilio así sin más. En primer lugar, es necesario disponer de permiso del propietario, ya que en el contrato figura que el destino del inmueble es el de vivienda y no el de un negocio.
Aparte de esto, para dar de alta una academia precisa de las oportunas licencias exigibles a cualquier local de negocio. Existen dos opciones dependiendo del espacio físico que vamos a ocupar en la vivienda.
Si vamos a ocupar un espacio muy pequeño, lo más conveniente es tramitar la licencia de actividad de un despacho profesional domestico. Se entiende por despacho profesional o doméstico aquellos despachos para el desarrollo de actividades profesionales encuadrables en el uso de oficina, o de otros servicios terciarios de atención sanitaria o higiénica a las personas, que se sitúan dentro de viviendas, en las condiciones reguladas en el uso residencial, como, por ejemplo, academias, despachos profesionales de médicos, notarios, arquitectos, ingenieros, abogados, asesores, consultores, etc.
Deben cumplir también con una serie de condiciones específicas relativas a la superficie útil dedicada a vivienda y la superficie útil dedicada al despacho profesional: el despacho debe ser como máximo 1/3 de la superficie de la vivienda.
Si la superficie a ocupar es mayor de 1/3 de la vivienda ya no podremos utilizar esta figura y deberemos obtener una licencia de apertura de negocio. Existen, no obstante, ciertas limitaciones normativas y en concreto una en especial: para evitar molestias a los vecinos, normalmente la academia debe tener una entrada independiente al del portal del edificio.