Varios miles de vecinos de Villaverde y San Fermín (Usera) se han manifestado esta tarde por las calles de ambos distritos para protestar contra la construcción de un crematorio en el tanatorio de la M-40.
Convocados por distintas asociaciones de Villaverde y Usera y por la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (Fravm), los manifestantes han salido a las 18.30 de tres puntos (el cruce de Villaverde, la plaza de la Mezquita de San Fermín y el inicio de la avenida de los Rosales, en el barrio de Butarque).
Las tres marchas han confluido una hora y media después en las inmediaciones del tanatorio, donde han guardado silencio «por respeto» a las personas que estaban velando a sus familiares y amigos. Al término de la manifestación, Víctor Renes, de la asociación de vecinos de San Fermín, ha leído un comunicado.
‘No al crematorio. Por nuestra salud‘, se podía leer en la pancarta que encabezaba una de las marchas de protesta, en la que las consignas más coreadas han sido «que no que no, que no al crematorio«, «Parcesa, escucha, Villaverde está en lucha» y «el crematorio a La Moraleja».
La empresa Parcesa, propietaria del tanatorio de la M-40, ya había solicitado una licencia con el mismo fin en 2002, pero la movilización vecinal, que reunió 15.000 firmas, la paralizó.
Trece años más tarde, el 15 de septiembre pasado, se sometió a información pública por parte del Ayuntamiento de Madrid la solicitud de licencia que ha pedido nuevamente para instalar este horno en el número 36 de la avenida de Los Rosales, muy cerca de la Caja Mágica.
Los vecinos recuerdan que la ordenanza municipal exige «una distancia mínima de 250 metros desde el foco de emisión a viviendas o lugares de permanencia habitual de personas», algo que, a su juicio, se incumple «de manera clara» ya que «a escasos metros de la construcción solicitada se encuentra el instituto El Espinillo, dos parques, varios bloques de viviendas y dos centros comerciales, entre otros espacios incluidos en la ordenanza«.
Las asociaciones vecinales de Villaverde y Usera consideran que la zona está «muy castigada medioambientalmente», ya que tiene que soportar los olores de la incineradora de Valdemingómez y de dos depuradoras cercanas, y se vería agudizada con la construcción de un horno crematorio que desprende «malos olores» y genera, según estas asociaciones, «sustancias nocivas como mercurio, dióxidos de sulfuro, óxidos de nitrógeno o cloruro de hidrógeno, entre otros».